Fuente: ACEPRENSA
Autor: JOSÉ MARÍA ARESTÉ
Acercamiento a la matanza de 22.000 oficiales polacos en Katyn en 1940, de los que fue responsable la Unión Soviética. El veterano Andrzej Wajda, que trató el tema de la guerra en Kanal o El bosque de los abedules, se involucra de manera personal: su padre fue uno de los oficiales asesinados, y detalles como el aspirante a estudiar Bellas Artes son autobiográficos. Contribuye así a recuperar la memoria histórica del suceso, del que Stalin trató de ocultar, inútilmente, la responsabilidad soviética, atribuyéndola a los nazis.
La película, que fue candidata al Oscar, tiene muchas virtudes. La primera, narrar los hechos esenciales, contando a la vez, con talento, el drama personal de varios personajes, sin revanchismos, y con acertada presencia del punto de vista femenino. El destino de un oficial, al que su esposa, apelando al futuro de su hija y de ella, pide que abandone el campo donde está preso, sirve de puntada para ver el sufrimiento de los otros oficiales y sus familias; y para revelar el destino fatal de los intelectuales polacos.
Con el artificio del diario del oficial, y de las acciones de otros personajes –la esposa de un general, la hermana de un piloto...–, se construye el apasionante cuadro, vivísimo pero muy duro, sobre todo en las ejecuciones, ese no conceder valor alguno a la vida humana. Se pintan con trazos seguros los remordimientos del superviviente que acepta el nuevo orden comunista, o la llegada de, oh paradoja, los “nuevos ricos”. Y no faltan los reproches amargos, incluso dentro del seno familiar de las víctimas. A veces parece que se carga un poco las tintas, quizá por no hacer concesiones a un sentimentalismo fácil. Aun así, impregna la oscura trama la esperanza que para los polacos supone su fe católica, lo que permite vislumbrar un poco de luz en un cuadro terrible.
El film, de conjuntado reparto, ofrece una maravillosa reconstrucción de la época, con muchas escenas rodadas en los lugares reales de Cracovia donde sucedieron. Fotografía, música, dirección artística, exquisitas, se ponen al servicio de una trama de intenso dramatismo, que atrapa las emociones de uno de los muchos capítulos negros de la historia reciente de la humanidad.
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