miércoles, 24 de junio de 2009

LITERARURA JUVENIL

De la misma fuenta, Aceprensa, hemos sacado también esta relación para gente joven.


NARRATIVA JUVENIL

Rosemary Sutcliff. El Águila de la Novena Legión (The Eagle of Ninth, 1954). Barcelona: Plataforma, 2008; 351 págs. Traducción de Francisco García Lorenzana. ISBN: 978-84-96981-25-6.

Año 125, Britania. Al hacer frente a una revuelta de las tribus locales, el joven centurión romano Marco Aquila sufre una herida grave que lo deja cojo y le obliga a abandonar la Legión. Durante su recuperación se aloja con su tío Aquila, también antiguo legionario, en la ciudad de Calleva. Allí salva de morir en el circo y compra un esclavo britano llamado Esca, con quien más tarde se introducirá en las tierras del norte, más allá del Muro de Adriano que se había levantado para contener el empuje de las tribus indígenas, con el doble fin de averiguar qué ocurrió quince años atrás con la desaparecida Novena Legión que mandaba su padre y de recuperar el águila de bronce que coronaba su estandarte.

Sutcliff, demuestra un hondo conocimiento del mundo que recrea y unas notables dotes narrativas para conducir ágilmente la acción, construir unos diálogos precisos, y enriquecer con jugosos matices las descripciones de los personajes. Este último punto es tal vez el rasgo más característico de la autora, que perfila con cuidado a sus protagonistas y todas las relaciones humanas que mantienen, y hace brotar las emociones de los conflictos interiores de sus personajes, los de tipo personal y los de tipo social. La autora también sabe presentar situaciones duras y momentos de combate de gran intensidad, que siempre narra con atención a los detalles, sentido poético y elegancia descriptiva.

Terry Pratchett. Los pequeños hombres libres (The Wee Free Men, 2003). Córdoba: Toromítico, 2008; 300 págs. ilust. de Paul Kidby; Traducción de Pilar Ramírez Tello. ISBN: 978-84-96947-59-7.

Libro que se considerar literatura infantil-juvenil debido a la edad de la protagonista y al argumento, aunque se diferencia poco de otros libros del autor salvo, tal vez, en que son menos las bromas de tipo intelectual.

En su centro está Tiffany Dolorido, una decidida chica de nueve años que vive con sus padres y hermanos en una granja. La señorita Lento, una bruja de los alrededores, descubre a Tiffany que también ella es bruja y parece tener grandes poderes. Más adelante, cuando su hermano pequeño Wentworth desaparece, Tiffany ha de salir en su busca. Van con ella un sapo consejero (un abogado antes de su transformación en sapo), enviado por la señorita Lento, y los pequeños hombres libres, los Nac Mac Feegles, unos seres de quince centímetros, con el pelo rojo y la piel azul, quizás debido a que llevan el cuerpo completamente tatuado, que hablan con un dialecto especial que, por escrito, se manifiesta en que usan tres erres donde nosotros usamos una.

El humor característico del autor se apoya en juegos de palabras, en inversiones bromistas de conocidos cuentos de hadas, en toques burlescos e irónicos, bien en boca de algunos protagonistas o, sobre todo, en boca del narrador.

Timothée de Fombelle. Tobi Lolness. Los ojos de Elisha (Tobie Lolness. Les yeux d’Elisha, 2007). Barcelona: Salamandra, 2008; 350 págs. ilust. de François Place; Traducción de Teresa Clavell Lledó. ISBN: 978-84-9838-187-0.

Libro que continúa y termina La huida de Tobi. La historia comienza cuando, después de pasar dos años con el pueblo de la hierba, Tobi vuelve al árbol: sus padres siguen prisioneros a la espera de que su padre revele por fin su descubrimiento a Jo Mich; y Elisha está en manos de Leo Blue, el amigo de la infancia de Tobi, a la espera de que acceda a casarse con él. Tobi se une a los leñadores que dirige Nils Amen y busca la forma de liberar a sus padres, de encontrar a Elisha, y de salvar el árbol.

Relato que tiene tensión, es ameno y satisface al lector deseoso del triunfo de los buenos y del castigo de los malos. La complejidad y variedad de un argumento muy ramificado, como la propia historia, hacen olvidar al lector que los personajes y los escenarios son muy, muy pequeños (y también el narrador a veces parece olvidarse), pero hay oportunas alusiones a la cuestión que lo recuerdan y que tienen una gracia particular. Abundan pequeñas y sencillas descripciones que son a la vez emotivas y bromistas.

John Flanagan.

Montaraces. Las ruinas de Gorlan (Ranger’s Apprentice 1. The Ruins of Gorlan, 2004). Madrid: Alfaguara, 2008; 320 págs. Traducción Julio Ignacio Hermoso Oliveras. ISBN 13: 978-84-204-7303-1.

Montaraces. El puente en llamas (Ranger’s Apprentice 2. The Burning Bridge, 2005).Madrid: Alfaguara, 2008; 312 págs. Traducción Julio Ignacio Hermoso Oliveras. ISBN 13: 978-84-204-7459-5.

En Las ruinas de Gorlan se presentan el escenario —un mundo paramedieval, que es una isla semejante a Inglaterra, en el que no hay magia pero sí criaturas extrañas— y los personajes —unos héroes en formación y un malvado al acecho al otro lado de las fronteras—. Al comienzo se cuenta que Will, un chico huérfano, es seleccionado para entrar en el cuerpo de montaraces, los espías y vigilantes del reino, mientas que su rival de la escuela Horace es elegido para llegar a ser caballero; y luego, tras el periodo de aprendizaje de Will, la persecución, junto con su maestro Halt y el también montaraz Gilan, de los espantosos y casi invulnerables kalkara. En El puente en llamas, durante una expedición al sur, al país de Céltica, Gilan, Will y Horace encuentran a la joven Evanlyn, que huye de una incursión de wargals (unos especímenes también repugnantes pero menos mortíferos que los kalkara), descubren que lord Morgarath no sólo desencadenará un ataque contra el reino de Araluen, sino que también se anuncian varias oleadas de invasores skandians, y piensan cómo desbaratar sus planes.

El autor a veces hace aclaraciones explícitas innecesarias, los malvados son planos, algunos episodios están sobrecargados; la gran batalla del segundo libro se resuelve muy fácilmente; los golpes de humor son poco humorísticos... Pero, a cambio, la acción está bien llevada, los mundos interiores están bien perfilados, son muy precisas las descripciones de las habilidades que adquieren Will y Horace —tiro con arco, seguimiento de pistas, manejo de puñales y espadas...—, hay tensión en los combates singulares y, además, todos ellos son diferentes entre sí...

Hay que añadir, por último, que no son libros independientes: es necesario leer el primero antes del segundo y conviene saber que la historia queda pendiente de un «continuará».

Eliacer Cansino. Una habitación en Babel (2009). Madrid: Anaya, 2009; 252 págs. ISBN: 978-84-667-8445-0.

En un pueblo andaluz llamado Alfarache hay una torre alta en la que viven personas muy distintas cuyas vidas acaban entrelazadas. Entre otros, Gil, un anciano muy culto con una larga historia detrás; Ángel, un profesor de filosofía del instituto; y varios alumnos suyos: Berta, Nor, guineano, Stéfano, italiano, Rashid, marroquí. Todo comienza con la desaparición de un diario de Berta y sus intentos por recuperarlo, y luego con la de Nor, que deja de ir a clase para ir a esperar la llegada de su hermano en una patera. Al enterarse, Ángel y Rashid van en su busca.

La historia está bien escrita y se describen de modo convincente los distintos episodios junto con el mundo interior del profesor, el personaje central, y los conflictos que tienen sus alumnos inmigrantes, los problemas de adaptación y los problemas de relacionarse con las redes mafiosas que canalizan las salidas de su país y su instalación en España.

El relato se termina centrando en Ángel, el personaje más acabado. Se presentan bien aspectos de su trabajo y su mundo interior donde se debate sobre si ha de implicarse más o no en ayudar a Nor. Hay momentos de clase y de vida colegial bien contados, hay buenas explicaciones al paso y referencias literarias bien traídas.

Otfried Preussler. Krabat y el molino del diablo (Krabat, 1971). Barcelona: Noguer, 2009; 271 págs. Traducción de Carmen Bravo Villasante. ISBN: 978-84-279-0084-4.

Novela que acaba de volver al mercado con una edición más cuidada que la anterior y que está basada en una leyenda del siglo XVII que se puede alinear con relatos de autores alemanes sobre pactos con el diablo. Krabat, un chico mendigo y huérfano de catorce años, tiene un sueño extraño después del cual acaba trabajando como aprendiz en un molino. Allí, junto con otros once chicos y a las órdenes de un extraño maestro, aprende Magia Negra. Cuando se hace cargo de lo que pasa, después de que un misterioso canto navideño y su cantora le llegaron al corazón, Krabat hace un plan y expone su vida para liberarse del dominio del maestro.

El relato está estructurado en capítulos cortos que hacen avanzar la acción con rapidez. Se presentan escasos pormenores del mundo interior de los personajes salvo algunos sueños premonitorios, y las descripciones son breves e intensas. El triunfo que obtuvo este libro en su momento se debió, también, a la oportunidad con que llegó su mensaje de fondo: el autor intentó reflejar el destino de una generación joven, como la suya, que se vio atrapada en unos engranajes sociales malvados. Con esa perspectiva, encajan los elementos que componen la historia: que la «magia negra da poder sobre Príncipes y Reyes»; que la canción que despierta la conciencia del personaje suene, a las doce de la noche, cuando comienza el domingo de Resurrección; que al mal sólo se le pueda vencer con ayuda de la amistad y por medio de un amor que se olvida de uno mismo...

Alberto Manzi. Orzowei (1961). Barcelona: Noguer, 2009;253 págs. col. Noguer juvenil; Traducción de Adriana Matons de Malagrida. ISBN: 978-84-279-0082-0.

Nueva edición de un libro muy conocido. Mohammed Isa, el «Orzowei» (abandonado), es un chico blanco que crece dentro de una tribu bantú: los Swazi. La novela cuenta su paso a la madurez según los ritos de su tribu. Es una historia de aventuras en la selva, pero, sobre todo, es un libro de amistad y generosidad, de valentía y de solidaridad entre razas. De los hombres del «Pequeño pueblo», los pigmeos, Isa aprenderá que «no se preocupan del color de un hombre, pero se fijan en las acciones de ese hombre». Y uno de los boers que huyen de los ingleses, de nombre «Flor de Maíz», le protegerá. Como un nuevo Tarzán, pero más realista y más humano, a los quince años, Orzowei «sabía arrastrarse sobre el terreno más difícil, sin hacer el más ligero ruido. Sabía correr detrás de una jirafa herida, por más de cuarenta millas, sin cansarse».

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