¿Estás recién casada y no sabes por dónde empezar para organizarte? ¿Han empezado a llegar los hijos y te sientes que te faltan manos, memoria y fuerzas para lidiar con el día a día? ¿Tienes hijos entrando en una adolescencia temprana que no salen de su cuarto más que para irse con sus amigos? ¿Te preocupa el cúmulo de información que reciben tus hijos a través del ordenador y no sabes cómo controlarlo? ¿Tienes a veces la sensación de regentar una “pensión” donde todos llegan a comer, dormir y cambiarse de ropa, en vez de una familia? ¿Tienes algún hijo que sientes que no llegas a tocarle la fibra necesaria para trasmitirle los valores que tu consideras importantes?.
A lo mejor te podría ayudar tener un “entrenador familiar”. En España esta es una figura desconocida, pero en los países anglosajones o del norte de Europa está causando furor. En los países pioneros se han dado cuenta de que si puede ser necesario un entrenador de deporte personal, unas sesiones de “coaching” en la oficina, o un mayor esfuerzo por parte de las empresas para conciliar el trabajo profesional y la vida familiar, también es necesario ayudar a las familias a lograr un equilibrio y estabilidad que a veces requieren un “Family Coach”.
En Holanda las empresas de administración doméstica funcionan desde hace más de 10 años. Se dedican a ayudar a las madres o padres de familia a organizar su casa con una visión más profesional, a elaborar un presupuesto, a determinar qué horarios de trabajo son los adecuados para la familia en cada momento, o a organizar las tareas del hogar de forma que participen en las mismas todos los miembros de la familia, repartiendo responsabilidades adecuadas a la edad y situación de cada uno.
La empresa O.F.A. (Organización, Familia, Iniciativa) que trabaja en los Países Bajos desde hace doce años, explica que “el material de sus cursos gira en torno a cuatro conceptos básicos: organizar, delegar, disciplina y flexibilidad. En realidad, lo que intentamos es profesionalizar el trabajo de la casa, usando los mismos principios que se usan en la empresa”.
En los Estado Unidos la experiencia de los últimos años del “Family Coaching” está demostrando ganar adeptos para ayudar a superar rupturas familiares, agotamiento de las madres de familia o simplemente problemas de salud relacionados con la alimentación. No importa la gravedad del problema desde un punto de vista objetivo, sino cómo está afectando a las personas. Cuando una familia se siente superada por algún problema y por un precio que oscila entre los 25 y los 90 dólares por hora, los norteamericanos acuden a los servicios de un profesional que les ayude a resolverlos.
Además de las numerosas páginas de internet a las que se puede acudir pidiendo ayuda; sólo en el estado de Dalas el año pasado había ya cerca de 200 entrenadores familiares.
Y es que muchas veces la visión objetiva de quien ve el problema desde fuera es mucho más eficaz que la del que lo está sufriendo en el momento. La ayuda de un profesional puede aportar un punto de vista que a cualquiera de nosotros se nos escapa, y lo que parece un mundo puede pasar a convertirse en simple anécdota.
Convertir el caos en orden, estrechar lazos familiares o encontrar maneras de disfrutar juntos pueden ser ideales de cualquier familia de hoy. Encontrar métodos de repartir las tareas domésticas, trasmitir valores o señalar prioridades a la persona que se queda en casa al cuidado de nuestros hijos, son a veces proyectos inalcanzables para las madres que tienen que repartir su día entre el trabajo profesional y la vida familiar. ¿Por qué no dejarnos ayudar por una persona preparada, invirtiendo en lo que en definitiva más nos importa?
A lo mejor te podría ayudar tener un “entrenador familiar”. En España esta es una figura desconocida, pero en los países anglosajones o del norte de Europa está causando furor. En los países pioneros se han dado cuenta de que si puede ser necesario un entrenador de deporte personal, unas sesiones de “coaching” en la oficina, o un mayor esfuerzo por parte de las empresas para conciliar el trabajo profesional y la vida familiar, también es necesario ayudar a las familias a lograr un equilibrio y estabilidad que a veces requieren un “Family Coach”.
En Holanda las empresas de administración doméstica funcionan desde hace más de 10 años. Se dedican a ayudar a las madres o padres de familia a organizar su casa con una visión más profesional, a elaborar un presupuesto, a determinar qué horarios de trabajo son los adecuados para la familia en cada momento, o a organizar las tareas del hogar de forma que participen en las mismas todos los miembros de la familia, repartiendo responsabilidades adecuadas a la edad y situación de cada uno.
La empresa O.F.A. (Organización, Familia, Iniciativa) que trabaja en los Países Bajos desde hace doce años, explica que “el material de sus cursos gira en torno a cuatro conceptos básicos: organizar, delegar, disciplina y flexibilidad. En realidad, lo que intentamos es profesionalizar el trabajo de la casa, usando los mismos principios que se usan en la empresa”.
En los Estado Unidos la experiencia de los últimos años del “Family Coaching” está demostrando ganar adeptos para ayudar a superar rupturas familiares, agotamiento de las madres de familia o simplemente problemas de salud relacionados con la alimentación. No importa la gravedad del problema desde un punto de vista objetivo, sino cómo está afectando a las personas. Cuando una familia se siente superada por algún problema y por un precio que oscila entre los 25 y los 90 dólares por hora, los norteamericanos acuden a los servicios de un profesional que les ayude a resolverlos.
Además de las numerosas páginas de internet a las que se puede acudir pidiendo ayuda; sólo en el estado de Dalas el año pasado había ya cerca de 200 entrenadores familiares.
Y es que muchas veces la visión objetiva de quien ve el problema desde fuera es mucho más eficaz que la del que lo está sufriendo en el momento. La ayuda de un profesional puede aportar un punto de vista que a cualquiera de nosotros se nos escapa, y lo que parece un mundo puede pasar a convertirse en simple anécdota.
Convertir el caos en orden, estrechar lazos familiares o encontrar maneras de disfrutar juntos pueden ser ideales de cualquier familia de hoy. Encontrar métodos de repartir las tareas domésticas, trasmitir valores o señalar prioridades a la persona que se queda en casa al cuidado de nuestros hijos, son a veces proyectos inalcanzables para las madres que tienen que repartir su día entre el trabajo profesional y la vida familiar. ¿Por qué no dejarnos ayudar por una persona preparada, invirtiendo en lo que en definitiva más nos importa?
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ALEJANDRA
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